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El asesinato del candidato presidencial y experiodista de investigación Fernando Villavicencio en Ecuador ha agravado las preocupaciones sobre la libertad de prensa y la democracia, en medio de una escalada de violencia y el aumento de las tasas de criminalidad en el país sudamericano.

Villavicencio, quien fue miembro de la Asamblea Nacional y se postulaba para presidente con propuestas anticorrupción y contra el crimen organizado, murió tras recibir varios disparos cuando salía de un mitin de campaña cerca de Quito, la semana pasada.

El ataque a plena luz del día dejó otras nueve personas heridas, incluidos dos policías y un candidato a la Asamblea Nacional. Uno de los sospechosos murió bajo custodia policial tras ser herido en un tiroteo con personal de seguridad, según la Fiscalía General de Ecuador. Seis colombianos, presuntos miembros de un grupo criminal, fueron arrestados en relación con el asesinato, dijeron las autoridades. El presidente Guillermo Lasso condenó la violencia y culpó al crimen organizado por la matanza.

El incidente mantiene a Ecuador en vilo mientras la nación se prepara para la primera vuelta de las elecciones presidenciales del domingo. Durante décadas, el país andino logró mantener una relativa estabilidad y seguridad, esquivando la violencia vinculada a los cárteles que ha afectado a naciones vecinas como Perú y Colombia. Pero la tasa nacional de homicidios aumentó casi 500% en los últimos siete años, ya que Ecuador se ha convertido en una parte clave de la ruta del narcotráfico desde Sudamérica hacia Estados Unidos y Europa. Las autoridades ecuatorianas y analistas de seguridad afirman que grupos criminales colombianos, mexicanos y albaneses han infiltrado las pandillas locales.

A principios de este año, Villavicencio calificó al país como un “narcoestado” en una entrevista con CNN En Español. Días antes de ser asesinado, dijo que fue amenazado por miembros de uno de los grupos criminales más poderosos del país.

“Es verdaderamente aterrador”, dijo Mónica Almeida, veterana reportera de investigación ecuatoriana y miembro del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación. “Estamos en manos de la mafia. El Estado está perdiendo control y la gente tiene mucho miedo”.

A los periodistas y activistas ecuatorianos les preocupa que se esté gestando una ‘tormenta perfecta’ que ponga en peligro la libertad de prensa en esta nación sudamericana

— El Comité para la Protección de los Periodistas

Hace menos de dos meses, el Comité para la Protección de los Periodistas, con sede en los Estados Unidos, publicó un informe especial, advirtiendo sobre el deterioro de la libertad de prensa en Ecuador en medio de la creciente violencia y la agitación política. El informe fue elaborado tras la decisión de Lasso en mayo de disolver la Asamblea Nacional, una medida permitida por la constitución, mientras los legisladores buscaban destituirlo por segunda vez.

“A los periodistas y activistas ecuatorianos les preocupa que se esté gestando una ‘tormenta perfecta’ que ponga en peligro la libertad de prensa en esta nación sudamericana”, dice el informe del CPJ, y agrega que varios periodistas se vieron obligados a huir del país.

Según el grupo ecuatoriano de libertad de prensa Fundamedios, hubo 356 ataques a la prensa en 2022, la cifra más alta desde 2018. En el primer trimestre de 2023, Fundamedios informó un total de 96 ataques, incluidos artefactos explosivos enviados por correo a al menos cinco periodistas.

Unos días después del asesinato, Almeida asistió a un homenaje público en honor a Villavicencio y notó que los reporteros que cubrían el evento parecían estar tomando precauciones de seguridad adicionales.

“Es impresionante ver a más de la mitad de los periodistas con chalecos antibalas”, dijo Almeida. “Y esto ha estado pasando desde hace unos meses. Es una situación nueva para el Ecuador”.

Almeida dijo que le preocupa que la violencia se normalice y que los políticos se hayan vuelto “incapaces de reaccionar con la seriedad que debe tener esta situación”. Para los periodistas fuera de la capital de Ecuador, las amenazas y la censura son aún más comunes, dijo.

El homicidio de Villavicencio fue uno de varios asesinatos de políticos este año. El alcalde de la ciudad de Manta fue asesinado a tiros en julio, y un candidato a alcalde en el pueblo costero de Puerto López, fue asesinado un día antes de las elecciones de febrero. Un activista político de Esmeraldas fue asesinado menos de una semana después de Villavicencio.

Antes de incursionar en la política, Villavicencio construyó su carrera exponiendo la corrupción y cubriendo comunidades marginadas como periodista de investigación y activista. Fundó un periódico enfocado en los derechos de los trabajadores cuando tenía 18 años y luego estudió periodismo en la Universidad Central de Ecuador, según Associated Press. En sus reportajes, Villavicencio  reveló evidencia sobre la operación masiva de sobornos de la constructora brasileña Odebrecht, que ayudó a condenar a un exvicepresidente ecuatoriano por soborno.

Otra de las investigaciones de Villavicencio destapó los detalles de un trato que el gobierno del entonces presidente Rafael Correa hizo con China, enviando petróleo al país asiático a cambio de préstamos por miles de millones de dólares. Tras la revelación, Correa acusó a Villavicencio de difamación y el periodista fue condenado a 18 meses de prisión. Pero Villavicencio se dio a la fuga, escondiéndose en la selva amazónica. En 2017 huyó a Perú en busca de asilo político; al regresar a Ecuador en 2018, inició su carrera política.

Villavicencio no era uno de los candidatos principales en la campaña presidencial al momento de su muerte; los sondeos lo colocaban en quinto lugar entre ocho contrincantes para la primera vuelta electoral. Se había negado rotundamente a suspender sus actividades de campaña a pesar de las múltiples amenazas de muerte en su contra, según informes de prensa.

Tras el asesinato de Villavicencio, su partido eligió a su amigo cercano y colega periodista de investigación Christian Zurita como el nuevo candidato presidencial. Se llevará a cabo una segunda vuelta en octubre si ningún candidato obtiene una clara mayoría.